Skip to content

Por Enrique Castillo, Periodista

Con el riesgo de que se perciba que escribimos sobre los bomberos porque todo el mundo lo hace, en un momento de profundo dolor, igual lo vamos a hacer. 

Pero no lo haremos para hablar del equipamiento –aspecto en el que algo se ha avanzado a nivel de Lima, aunque en provincias la situación es muy grave, pobre y hasta dolorosa–; o de su presupuesto, que es insuficiente y absolutamente limitado para la labor que realizan; o de la también pobre infraestructura de soporte a su tarea, lo que la hace muy dificultosa, porque no hay agua suficiente en cada grifo contra incendios, o porque el crecimiento urbano no ha previsto adecuadamente esta vital actividad.

Hoy queremos llamar la atención sobre nuestra actitud hacia los bomberos, sobre el valor que le damos a su tarea de salvar vidas, a las facilidades que les damos, a lo que somos capaces de exigir para ellos –y que en realidad es para nosotros, porque a lo que se dedican es a salvar nuestras o vuestras vidas, amables lectores–, o a lo que podemos establecer en cada campaña electoral o en cada ampliación presupuestal a favor de ellos.

Los bomberos hoy en día no solo luchan por apagar incendios, o por tratar de salvar una vida, rescatar a una persona, trasladar a un enfermo, o prestar los primeros auxilios en un accidente. 

Los bomberos luchan contra la indolencia de la gente, de nosotros, que muchas veces no somos capaces de dar las facilidades necesarias para que cumplan con menos riesgo su labor.

Luchan contra la incomprensible actitud negativa de muchos conductores –lo mismo les pasa a las ambulancias– que en lugar de colaborar para dar pase a las unidades que van a cubrir una emergencia, no solo se molestan hasta insultar, sino que las bloquean, compiten con ellas, o tratan de aprovecharse de su necesidad para lograr ventaja y pasar las luces rojas de los semáforos.

Luchan contra la irresponsabilidad de quienes conscientes de su riesgo, o de que pueden poner en riesgo una acción para atender una emergencia, igual bloquean las calles o las tomas de agua, o realizan acciones que provocan los incendios, los cortocircuitos o los grandes accidentes.

Luchan contra el oportunismo de una buena cantidad de autoridades, que en fechas jubilares o aniversarios se llenan la boca con ofrecimientos hacia los bomberos, pero que durante el resto del año no son capaces de abogar por ellos, o de tratar de incorporar alguna ventaja para ellos.

Y luchan contra el olvido al que los condenamos cuando no hay grandes incendios, espectaculares desalojos, o –desgraciadamente– valerosos casos de bomberos que entregan sus vidas para salvar las ajenas. Porque solo nos acordamos de ellos o escribimos sobre ellos cuando se producen tragedias como la que hoy enluta a los bomberos, que pierden a tres compañeros que desinteresadamente, como todos los demás bomberos, lo arriesgan todo por los demás sin pensar en sí mismos. Ojalá podamos cambiar.

Fecha: 21 octubre 2016 | Fuente: Gestión

También te recomendamos

¡Suscríbete si deseas recibir más información de CONFIEP!


By submitting this form, you are consenting to receive marketing emails from: . You can revoke your consent to receive emails at any time by using the SafeUnsubscribe® link, found at the bottom of every email. Emails are serviced by Constant Contact
Scroll To Top